Mantener un sistema inmune fuerte es clave para enfrentar desafíos de salud de manera preventiva. A continuación, 5 recomendaciones respaldadas por la práctica de medicina natural y evidencias clínicas:

Manejo del estrés y apoyo emocional: Técnicas de respiración, meditación breve o diálogo con un terapeuta ayudan a equilibrar hormonas del estrés que pueden debilitar las defensas.
Integra estos hábitos de forma progresiva. Nuestro equipo puede realizar una evaluación personalizada para ajustar recomendaciones según tu historial y necesidades. Contáctanos para una consulta de valoración integral y acompaña tu bienestar con un enfoque natural y preventivo.

Alimentación basada en plantas y alimentos funcionales: Prioriza frutas, verduras de temporada y legumbres. Incorpora alimentos ricos en vitamina C (cítricos, pimientos), betacarotenos (zanahoria, calabaza) y polifenoles (frutos rojos).

Suplementos y fitoterapia responsable: Consulta con un profesional sobre el uso de equinácea, astrágalo u otros extractos estandarizados cuando sea apropiado. Evita sobredosificaciones y ten en cuenta posibles interacciones.

Hidratación y calidad del sueño: Bebe suficiente agua o infusiones sin azúcar. Un descanso reparador (7–8 horas) refuerza la función inmune; crea rituales relajantes antes de dormir, como una infusión calmante o respiraciones suaves.

Actividad física moderada y al aire libre: Caminar, yoga o estiramientos fomentan la circulación y reducen inflamación crónica. La exposición controlada al sol aporta vitamina D, importante para la inmunidad.